En este poemario, la autora busca fusionar su práctica poética con la militancia de lo real, desde un claro posicionamiento político-ideológico y partiendo de una urgente necesidad de decir, en medio de una coyuntura signada por la incertidumbre y la desmemoria: decir el amor, el dolor, la indignación, la lucha, el horror, la injusticia, la belleza, la esperanza, la muerte, la vida… Asimismo, su búsqueda apunta al reencuentro profundo del poema en cuanto artificio, con un hacer transformador que no se conforme con las limitaciones del papel y la tinta, y que desconozca por completo toda frontera.
Es, por último, un llamamiento a la insurgencia y a la toma de consciencia, motivado por la certeza absoluta de que todo arte verdaderamente comprometido lleva consigo el germen del cambio que la humanidad necesita para dejar de caminar intransigente hacia la autodestrucción; entendiendo que la única salida posible es colectiva y entendiendo también que lxs artistas tienen una obligación ineludible con su tiempo.
La poesía y la vida, todo lo demás, no.