¿Qué pasaría si las personas que decimos amar conocieran todos nuestros pensamientos? ¿Qué pasaría si conociéramos todos los de ellos? ¿Nos seguirían amando? ¿Las seguiríamos amando? ¿Cuánto nos castiga nuestro pasado? ¿Qué sueños hemos ocultado por temor a que no se realicen? ¿Con qué mirada juzgamos y nos juzgamos? ¿Nos creemos los dueños de la verdad y de qué verdad estamos hablando? ¿Qué nos devuelve nuestro reflejo en el espejo? Obviamente hay una trampa en cada pregunta que nos invita a la reflexión y a la búsqueda implacable de respuestas que nadie más que nosotros mismos nos podemos dar. Porque, en parte, se trata de entender nuestra propia naturaleza a través de nuestras acciones, tanto heroicas como humillantes. ¿Qué tan dispuestos estamos a adentrarnos en el fango para dilucidar alguna respuesta? ¿Seremos capaces de tomar nuestros defectos con gracia? En cada una de las obras, el autor nos impone un espejo que nos invita a pensarnos como individuos con tramas que devienen en una montaña rusa de emociones que parecen no detenerse hasta sus inesperados finales. Y aunque el viaje puede ser crudo, es acompañado por un humor que contiene y nos invita a reírnos de nosotros mismos.