A algunos les fascinaban las guitarras de Slash, a otros les atraía más la personalidad explosiva de Axl. Pero a nadie que haya crecido a fines de los 80 y principios de los 90 se le pasó por alto el fenómeno Gunner que se expandió como un virus hasta los puntos más recónditos del planeta. Todos fuimos (y somos) fanáticos de Guns N’ Roses.
Hoy las cosas son diferentes a como eran en ese entonces. En aquel momento, la información que llegaba de los Guns no era tanta ni tan inmediata. De hecho, hacia principios de los años 2000 era casi inexistente; cuando los Guns dejaron de estar en el centro de los medios masivos, y el misterio que rodeó siempre a Axl se hizo más hermético todavía. Es justo en ese momento cuando Alan no solo consiguió un autógrafo y una foto con el ídolo más grande de los años 90, sino que establece una breve pero sentida charla con Axl.
Esta no es una biografía de la banda; para eso, existe material de sobra. Es el relato de un fan argentino que viajó a varios países para conocer a uno de los referentes musicales más importantes de varias generaciones.
Anécdotas que no se conocían, datos que no cualquier fanático sabe (algunos obtenidos de primera mano, por ejemplo, en una privilegiada cena con algún que otro integrante de la banda). Sin tapujos, Alan se metió por pasillos, escaleras, y ascensores, para lograr filtrarse en los camarines y hasta pasar un rato tomando una cerveza con sus músicos favoritos. Y no solo eso, sino que logra la fantasía que acecha a cualquier fanático de los Guns desde siempre: conocer en persona a Axl Rose.
Alan es músico. Vive en Buenos Aires con su esposa, Carolina, y sus dos hijos, Samuel y Jana.
Publicó dos libros basados en estudios teológico-filosóficos, y su propia experiencia en esos temas. En este, su tercer libro, relata sus andanzas como admirador de una de las bandas de hard rock más importantes de todos los tiempos.