Paola Salaberry comenzó a escribir a los 7 años a los pies de su cama, en un pequeño pueblo alejado de cualquier urbanización grande. Su primer poema se llamó Flores, y su mamá, al leerlo, le pregunto varias veces si ella lo había escrito. Participó de concursos y a los 13 años ganó un certamen de teatro en Buenos Aires, para la empresa Jolly Bell. En su pueblo, la conocían como “la rara”, por leer y escribir. Admira y se pierde en el realismo mágico. También disfruta de nuevos autores. Ha publicado en revistas digitales y libros zonales. Hoy tiene 40 años, y sigue siendo una niña. Continúa escribiendo a veces, porque escribir salva, tal como le dijo uno de sus profesores literarios.